julio 14, 2009

Suicidio



Aborrezco a los insensatos, a los inoportunos y apáticos. Detesto a los gordos, sebosos y sudorosos. Odio a quienes nos interrumpen con preguntas y a quienes creen saber todas las respuestas. A los vagos, gamers y trabajólicos. Dios salve mi alma por odiarlos a todos, a este mundo sin sentido del cual me quiero bajar, Dios se apiade por odiarme a mí mismo, y del alma que está a punto de flotar mientras ajusto - gentil pero firme - esta soga alrededor de mi cuello sudoroso y grasoso.

Padre, cobija mi alma desconformista junto a ti... Qué asco de vida, un asco porque ni el amor soy capaz de sentir, y mucho menos de expresar.

En estos momentos solo flashes inundan mi visión, al punto que ni siquiera puedo ver la roída habitación que me rodea. Momentos que pasan cómo una película vieja, y que parecen importantes, o más bien para lo que la gente consideraría importantes. He pasado largo tiempo de mis cortos 25 años satisfaciendo necesidades que ni siquiera son mías. Odio eso y a mí mismo por no tener pasiones. Pero quién sabe si al otro lado encuentro mi verdadero camino. Un sendero menos complejo y más apasionante.

Adiós, Dios, solo espero que al terminar el corto recorrido de la soga me permitas algo más que vagar como un ente por la eternidad, tal como haces con los putos suicidas.

Tal vez debería haber escrito esto… ¡¡Ahí voy!!

0 comentarios: